¡Cuidado con las palabras!
- Juan B Mejía V
- 9 abr 2018
- 2 Min. de lectura
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Dice Jesús a sus discípulos: “No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.” (Mateo 15:11) Con esto quiere decir que nuestros males no provienen generalmente de lo que ingerimos, sino de lo que decimos. Las palabras son creadoras por excelencia y con ellas podemos crear belleza, prodigar amor, sembrar esperanza, si estas son armoniosas, veraces, bien pensadas. Si en cambio son ásperas, falsas, cargadas de odio, envidia, chismes, producen mucho daño, tanto en las personas afectadas, como en el ambiente y en nosotros mismos, ya que como bien sabemos, todo lo que sale de nosotros regresa como lógica consecuencia por Ley de Causa y Efecto.
Cuidemos mucho la forma como empleamos nuestro sagrado Verbo. De la forma como hablemos y de las cosas que digamos depende nuestra salud física y espiritual, nuestro futuro y el de otras personas, nuestra armonía y la del ambiente, nuestra evolución y nuestra longevidad.
Si nos expresamos de manera hiriente, estamos lastimando a otros y produciendo el germen de enfermedades que luego aparecerán en nosotros y no sabremos de dónde o cómo aparecieron.
Si hablamos mal de otros, estamos faltando a la caridad y a la verdad, y como lógica consecuencia recibiremos el efecto de nuestra maledicencia en forma de enfermedades en nuestro cuerpo.
Si estamos habituados a la coprolalia, esto es, a expresar continuamente palabras soeces, ordinarias, groseras, insultantes, estamos manchando nuestra alma y esto a la larga será causa de enfermedades en nuestro cuerpo.
Si nos expresamos continuamente de manera negativa, pesimista, estamos sembrando fracasos, contratiempos, escasez, pesadumbre para nuestro futuro y el de quienes dependan de nosotros.
Si malgastamos nuestras energías hablando tonterías, estamos acortando nuestra vida; ya que el uso de la palabra de manera inarmoniosa acorta la existencia, debido a la cantidad de males que nos acarrea, mientras que si se emplea de manera positiva, expresando sólo lo bello, lo sublime, lo verdadero, nuestra vida será más larga, más sana y más armoniosa.
Si constantemente faltamos a la verdad, estamos sembrando karma negativo que hará regresar a nosotros esa falsedad como enfermedad, desarmonía y carencias en nuestra vida.
En cambio, si pensamos antes de hablar para decir siempre la verdad, de manera bella y armónica, con palabras dulces y suaves, cargadas de amor y respeto, estaremos caminando por los senderos del bien, de la bondad, de la evolución conciente, atrayendo hacia nosotros energías positivas que harán que nuestra vida sea más placentera, más próspera, más plena de bondad y de belleza.
Recordemos que son muchos los que siguen nuestro ejemplo y todos nuestros errores son multiplicados por ellos, así como también todos nuestros aciertos son acrecentados por quienes los reciban como orientación para sus vidas.
Así que propongámonos a partir de este momento, emitir sólo palabras positivas, armoniosas, plenas de verdad, belleza, bondad, buenas intenciones, sinceridad, y de esta forma estaremos trabajando de manera positiva en nuestra evolución y la de quienes comparten con nosotros en esta encarnación.
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