La imaginación creadora
- luzenelsendero
- 26 ago 2021
- 3 Min. de lectura
Del libro: La Sabiduría Kabalística, por Iván Darío Quintero
Quien aprenda a trabajar en el campo de la imaginación como vehículo independiente del Ego, podrá dirigirse a cualquier punto del planeta instantáneamente; si además tiene el suficiente control de la vitalidad, podrá hacer visible un cuerpo análogo al físico, aunque sea intangible.
Imaginar es ver, pensar es comparar. Imaginar es visualizar todo aquello que anhelamos. A esta facultad se le llama la Imaginación Creadora, porque es un poder creador del Espíritu. Aunque muchas personas dicen que somos lo que pensamos, la verdad es mucho más sutil: somos lo que imaginamos; así como sean nuestras imágenes, así llegaremos a ser, porque nos ligamos definitivamente a lo que imaginamos.
Si en nuestra infancia y juventud imaginamos ser abogados, médicos, mecánicos, artistas y esa imagen en nuestra sensibilidad fue canalizada en la dirección adecuada por la energía volitiva del Ego, muy seguramente habremos logrado lo que imaginamos.
Tenemos que imaginarnos sanos, felices, armoniosos, prósperos, exitosos y sabios. Pero también tenemos que aprovechar el discernimiento y el poder de la acción fecunda actuando a través del entusiasmo, para que el ideal que cultivemos en nuestra vida se concrete en el mundo de la forma.
Cuando hablamos de la imaginación, nos referimos a un poder extraordinario que como humanos tenemos y que solamente están trabajando parcialmente muy pocos seres en la evolución. El arquitecto, el ingeniero, el matemático, el investigador, el artista, el poeta, el escritor, el músico, comienzan su trabajo en éste campo.
Aquellos que en su meditación constante y persistente están imaginando conocer alguna ley, conocer algún secreto de la Naturaleza, saber algo diferente de lo que la humanidad conoce, están entrenándose en el campo de la imaginación.
Quien se entrene en el campo de la imaginación podrá ser algún día copartícipe en la evolución Cósmica, acelerará su evolución en un grado inmenso y podrá ser de mucha utilidad para sus congéneres.
Mientras nos mantengamos en el plano de la mente racional, el pensamiento, estaremos siempre anquilosados en el campo conscientivo, sensorial y anímico. Pero cuando nos esforcemos por imaginar y a la imaginación le sumemos el amor, nuestra evolución será prodigiosa.
Lo que queramos saber o conocer, debemos primero utilizarlo como una idea-simiente que con la imaginación se implanta en la psique, para que el Alma pueda tomar contacto con el vórtice de Consciencia, de Vida y de Poder que es el Alma del Mundo, que se manifiesta en nuestro sistema a través del Logos Solar y en nosotros a través del subconsciente. De este modo, imaginación y sensibilidad iluminan la consciencia, dando como resultado la inspiración, mostrándonos el camino.
Es lo que hacen los grandes inventores. Tomás Alva Edison imaginaba persistentemente lo que quería llegar a conocer; se entregaba al sueño imaginando el problema que quería resolver y de un momento a otro despertaba con la solución de aquello que tan persistentemente había imaginado. A través de la imaginación lograba tomar contacto con la Sensibilidad Cósmica del Alma del Mundo, y así inspiraba su endoconsciencia (consciencia interna) para que de ésta aflorara la información a la conciencia racional a través de los sueños.
Cada vez que se tengan problemas por resolver o cuando se necesite saber de algo que se ignora, se debe imaginar con persistencia aquello que se quiere conocer, varias veces a lo largo del día, pero no permanentemente. Imaginar unos momentos el problema y luego abandonar la imagen, dedicándose a las ocupaciones rutinarias. Rato después traer nuevamente la imagen a la psique, para abandonarla de nuevo y antes de entregarse al sueño, repetir el proceso mientras se va quedando dormido.
En cualquier momento de los días siguientes a través del sueño o durante el día, se obtendrá la respuesta a la inquietud, bien sea solucionando la situación o encontrando la forma de resolverla.
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