Pasado, presente y futuro
- luzenelsendero
- 7 abr 2021
- 2 Min. de lectura
El pasado no existe; es algo que ya pasó, es un cheque cancelado. Cualquier mención que hagamos de él, debe ser sólo como referencia para evitar los errores y fortalecer los aciertos; pero como historia personal, nos ancla a hechos que ya no están bajo nuestro control.
El futuro tampoco existe; sólo tiene existencia en la medida en que se va haciendo presente; lo hemos construido con nuestros actos del pasado y lo estamos construyendo día a día.
Si dejamos de anclarnos en el pasado y nos centramos en el presente, fijándonos que nuestros actos de hoy sean ajustados a la ley, que sean positivos, de servicio, estamos sembrando un futuro luminoso, reluciente; por supuesto, manchado con los errores en los que estemos incurriendo y con los fallos que hayamos realizado en el pasado.
Porque el pasado de todas maneras regresa a nosotros, a traernos por ley de secuencia, el resultado de nuestras acciones; pero nada positivo conseguimos preocupándonos por él. La secuencia kármica se hace presente indefectiblemente, y sus efectos serán positivos o negativos, según sean los hechos o acciones que los han generado.
Lo que tenemos que vigilar y corregir son nuestras motivaciones, nuestras imágenes, nuestras emociones, nuestros impulsos, que son los que nos inducen a obrar de una forma u otra. Por esta razón, en la medida en que nos hacemos más conscientes de nuestro pensar, de nuestro hablar y de nuestro obrar, procurando que estos sean positivos, benéficos para la humanidad, centrados en la ley divina, aumentamos nuestros aciertos y nuestro camino se endereza por la senda correcta de la evolución, y de esta forma estaremos sembrando causas positivas, para que nuestro futuro nos traiga como efecto kármico bendiciones, bondad, benevolencia, prosperidad.
Si constantemente estamos ofendiendo o defraudando a los demás, si nos dejamos llevar por la lujuria, la gula, la pereza, la emotividad y por todos esos sentimientos negativos que nos hacen obrar ciegamente, estamos sembrando pesadumbre, tristezas, zozobra para nuestro futuro, pues ese es el fruto que producen las semillas que hemos sembrado.
En cambio, si permanecemos atentos a nuestro pensar, hablar, sentir y actuar, para que nuestras palabras y actos sean positivos, llenos de bondad, de buenas intenciones, de servicio desinteresado, de ternura, de respeto, etc., la cosecha que recogeremos en el futuro será esplendente, como corresponde a las buenas semillas que hemos plantado en el huerto de nuestra vida.
Con nuestro obrar, estamos escribiendo a cada momento nuestro destino futuro. Preocupémonos entonces por sembrar causas positivas, para que así sean los frutos que Karma nos proporcione, con un futuro esplendente.
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