La dualidad Ego-personalidad
- luzenelsendero
- 20 ene 2021
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Dice Mabel Collins en su obra, Luz en el Sendero: "Busca la flor que debe abrirse durante el silencio que sigue a la tormenta y no antes. La planta crecerá y se desarrollará, echará ramas y hojas y formará capullos, en tanto que continúa la tempestad y el duro combate. Pero mientras la personalidad toda del hombre no se haya disuelto y desvanecido; mientras que el divino fragmento que la ha creado no la considere como mero instrumento de experimentación y experiencia; mientras la naturaleza toda no esté vencida y se halle subyugada por su Yo Superior, no puede abrirse la flor. Entonces sobrevendrá una calma como la que en los países tropicales sucede a una lluvia torrencial, cuando la Naturaleza obra con tanta rapidez que puede verse su acción. Una calma semejante se difundirá sobre el espíritu fatigado. Y en el silencio profundo ocurrirá el misterioso suceso que probará que se ha encontrado el sendero." Este texto me ha movido a las siguientes reflexiones:
La palabra Ego viene del griego y significa el pensador, el centro de consciencia. En la actualidad se da un mal uso a esta palabra, pues se designa con ella la personalidad, el conjunto de herramientas de las que se vale el Espíritu para desenvolverse en el plano tridimensional, el mundo físico. Este error viene desde la época de Freud, pues algunos de sus traductores interpretaron mal algunos conceptos.
El Ego es la expresión espiritual del ser humano, nuestra esencia divina, constituido por Consciencia, Sensibilidad e Imaginación Creadora; y se manifiesta a través de la personalidad, conformada por los cuerpos o vehículos físico, vital, emocional y mental.
El Ego es llamado en esoterismo el Vigilante silencioso, pues mientras permanezcamos hundidos en la materia, Él sólo observa nuestro deambular, esperando a que hagamos consciencia de nuestro errar equivocado y retornemos a Él.
El ser humano opera por medio de la personalidad, dominado por vicios, apetitos, apegos, pasiones, emociones, ideas negativas; es decir, ignorancia y desasosiego.
Mientras más sumergidos estamos en lo material, menos consciencia tenemos de nuestro ser espiritual. Por este motivo, nuestro comportamiento es generalmente tosco, ordinario, pasional, negativo.
Este modo de obrar equivocado nos causa dolor y a menudo sufrimiento, lo cual nos hace recapacitar y buscamos la forma de remediarlo. Es de esta forma que acudimos a nuestro maestro interior, nuestro Ego, que nos espera pacientemente para entregarnos la sabiduría eterna que guarda en lo más recóndito de nuestro ser interno, nuestro endoconsciente, para iluminar nuestra senda evolutiva.
Por supuesto que para acceder a esta sabiduría arcana, debemos recorrer un largo y penoso camino, ajustando nuestro modo de vivir para alejarnos de los aspectos negativos dominados por la personalidad, tales como egoísmo, lujuria, celos, deshonetistad, envidia, improbidad, avaricia, gula y tantas características que nos degradan; y acercarnos gradualmente a los aspectos positivos como altruismo, pureza, confianza, veracidad, generosidad, etc.
Para desprendernos del dominio de la materia, es preciso que enrutemos nuestra vida por la senda de la fraternidad, el altruismo, la bondad, la estética, la pureza y todas las características positivas que nos enaltecen y nos conducen a ver en el prójimo a un hermano a quien deseamos servir y amar.
De esta manera comenzamos a descubrir la magia perenne que fulgura en nuestra interioridad y allí encontramos la belleza que da luz a la vida, y nos conecta de nuevo con el amor que del cosmos viene, hasta que lleguemos algún día a fundirnos nuevamente con el Universo, con La Divinidad, con Lo Absoluto.
Desde luego que no es trabajo fácil hacer este tránsito de una personalidad centrada en lo material a un ser divinizado que se apasiona por servir y ayudar a otros, por evitar las malas palabras, por transformar la ira, la pasión, los celos, la envidia y todos los sentimientos negativos en fuerza moral y espiritual, para elevar nuestra consciencia a las regiones del espíritu. Pero con esfuerzo y perseverancia podemos lograrlo.
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