Si yo cambio, todo cambia
- nuevatierrabautist
- 14 jul 2021
- 2 Min. de lectura
¿Qué me hace forjar la idea de que soy más importante que otros? Sólo mi egotismo me hace concebir esta ilusión. Ningún ser humano tiene mayor relevancia o valor que otro. Somos esencialmente iguales y mientras más pretendamos mostrarnos superiores a los demás, más insignificantes nos hacemos en realidad. El egotismo es una de las peores enfermedades de los seres humanos y es el causante de que haya tanta discordia, tanta codicia, tanta violencia en el mundo.
¿Qué gano con estar a cada momento enfrentándome con los demás? Sólo consigo enemistades, violencia, rechazo. Mas lo que pretendo, que es convencer a los demás de que yo soy el que tiene la razón, de que soy más importante, no podré lograrlo, ya que cada uno conserva y defiende su particular punto de vista acerca de cualquier asunto, y sólo consigo aumentar el antagonismo y generar mayor rechazo.
En cambio, si me hago un abanderado de la no violencia, sin engancharme en las disputas o discusiones que generan los demás, si acepto los planteamientos de otros como un diferente y nuevo punto de vista acerca de cualquier asunto, estoy eliminando una causa de discordia y estoy enriqueciendo mi vida con una nueva visión de las cosas.
Si desalojo de mi vida la necesidad de procurar imponer mis conceptos y creencias a los demás, estoy encaminándome a una vida más placentera, más pacífica, más reconfortante.
¿Para qué esperar a que sean los demás los que cambien? Aunque toda la humanidad cambiara, si yo mismo no cambio, no percibiré cambio real. Sólo cuando yo mismo me haga consciente de la necesidad de cambiar mis actitudes, mis concepciones, mis necedades, podrá generarse un cambio verdadero y valedero. Soy yo mismo quien debe adoptar una actitud diferente ante la vida, ante los demás seres humanos, ante La Divinidad. Soy yo quien debe ser más consciente, más tolerante, más paciente, más comprensivo, más amoroso, menos violento, menos agresivo, menos negativo.
A la única persona que estoy en capacidad de cambiar es a mí mismo, sin preocuparme por vecinos, parientes, amigos, cónyuge, etc. Ellos cambiarán cuando sientan necesidad o deseos de hacerlo. Es muy probable que al ver mi cambio, esto les motive para cambiar ellos; pero si no sucede así, allá ellos. Me siento inmensamente feliz porque estoy logrando producir un cambio positivo en mi vida.
¿Por qué he de negarles el gusto a los demás de dejar que se salgan con la suya? De todas formas ya se han salido con la suya o lo van a lograr; los otros no aceptarán otra alternativa y siempre será esta una causa generadora de enfrentamientos. La mayoría quieren imponer sus ideas, conseguir sus fines, percibir mayores ganancias, a costa de lo que sea y de quien sea; entonces, ¿para qué pretender constituirnos en vengadores o víctimas, si sería doble nuestra pérdida, ya que además de perder la batalla, podemos llegar a perder la paz y el sosiego de nuestro espíritu? Nada material justificaría un enfrentamiento; y nada que sea genuinamente espiritual, podría conducir a enfrentamientos.
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