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El poder de la sublimación: La fuerza que construye al ser humano

  • Jorge Hernando Santos
  • 5 jun 2018
  • 5 Min. de lectura

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La libido une intensamente al ser humano, varón o dama, a su contraparte bipolar; como energía que es, se expresa en los diversos estratos del alma, manifestándose tanto en lo más inferior como fuerza instintiva, conectándonos con nuestra parte animal propiamente, pero también como fuerza emocional, imaginación, y finalmente, en el más alto estrato, expresándose como Amor. Freud no encontró estas diferencias expresivas del alma, porque sólo observó el comportamiento humano en sus reconditeces inferiores, patológicas, y no en las expresiones más elevadas de aquella misma energía; por ello, sólo vio los resultados represivos de aquella y sus efectos destructores terribles. Posiblemente, su formación filosófica tampoco le permitió percibir, que la libido no es otra cosa finalmente que el Alma del Mundo (ya enunciada por Platón), actuando en el ser humano. El Alma del Mundo es el infinito caudal de energías que opera en todos los estratos del Universo, a la que los físicos han dado el nombre genérico de materia oscura, porque saben que está ahí, pero no logran asirla, penetrarla, comprenderla, siendo tan sólo intuida, que así como hace presencia en el Universo, es de suponerse que también opera en el ser humano, en cada uno de sus estratos, desde sus funciones fisiológicas, hasta las funciones más sutiles y complejas de su psique, habiéndole moldeado en el pasado, y así mismo modelándole en el presente y en el devenir; energía sustantiva, núcleo central de cada uno de los seres.

La libido como fuerza del deseo, es en consecuencia, una especialización del Alma del Mudo, que modela al ser humano a través de su sensibilidad y de los arquetipos que él mismo ha creado con su imaginación, atrapando a través suyo la energía, para darle forma a todo cuanto bulle en su ser como imagen. Es, en consecuencia, una fuerza portentosa en extremo, que si aprendemos a manejarla, nos abre las puertas de lo más alto en la evolución, y si no, nos arrastra a lo más bajo, retrasando nuestro proceso evolucionario. No es que nos destruya, estrictamente, porque en la evolución no existe propiamente destrucción, sino modelamiento, perfeccionamiento continuo, aprehensión de las experiencias y su metabolización en conocimiento, para poder operar verdadera transformación.

“Dicen que el señor Freud, le entregó a la humanidad un bisturí con el cual auscultar el alma; enseñó que cuando la imagen que mantenemos de la otra polaridad, no es bella y armoniosa, nos ocasiona daño en la mayoría de los casos. Básicamente, el problema es que muchas de las imágenes que se tienen en el diario vivir son pesimistas, negativas, morbosas y eróticas, que constantemente llevan a que se piense en la satisfacción de los instintos. (…)

“El poder de difusión que tienen la televisión, el cine, las revistas y los periódicos, han servido como medio de información, para el progreso del intelecto humano, pero infortunadamente, también para promocionar la belleza de la mujer como una imagen de placer. Es lo que sugieren constantemente las revistas, el cine, la televisión, y de lo que se habla en las conversaciones triviales del diario vivir, saeteando (1) [resaltado mío] la psique del varón y de la mujer, de una manera instintiva, diferente a lo que debiera ser: un sentimiento de belleza, de regeneración, de armonía y de espiritualidad, como divino ideal, para el perfeccionamiento progresivo de la humanidad. ‘No somos conscientes (ni normalmente nos lo han enseñado) que en la semilla germinal está encerrada la vida [resaltado mío], que es una energía extraordinaria, porque gracias a su poder como fuerza generadora, podemos encarnar (nacer), y gracias a la energía incalculable que encierra, podemos desarrollar mayor inteligencia, mayor sensibilidad, mayor elocuencia, salud perfecta, y una actitud tremenda y positiva para el bien, si realmente aprovechamos ese ingente poder. No se nos ha explicado el porqué de nuestro sufrimiento, cuando tenemos en la psique la imagen de la otra polaridad. Es debido a que desconocemos totalmente la sublimación, que es la manera de trascender aquellas imágenes que ejercen presión sobre nuestra psique.” (…)

“Cuando el joven o la joven descubren la masturbación o llegan a la intimidad sexual, abusando de este poder de la naturaleza, surgen los desequilibrios de toda índole. Aquel joven que hasta esos momentos era muy inteligente y activo, se le observa menguar, no tiene la misma facilidad para asimilar la educación que se le imparte, ni la misma actividad de antes; se le ve perezoso, se levanta tarde y se torna huraño y hosco con sus seres queridos. Igual sucede con las jovencitas, no hay forma de tratarlas, se vuelven bruscas y no quieren que se les acerquen sus progenitores ni hermanos, ni aceptan los positivos comentarios que sus mayores quieren y pueden darles.

“¿Qué ha pasado? Que han puesto en movimiento energías tremendas de naturaleza psicosexual, las cuales al no ser dirigidas adecuadamente a través de la imaginación creadora y de la sensibilidad estética, ocasionan profundos traumas en el alma, que producirán a lo largo de la vida disgustos, divorcios, tristezas y problemas de toda clase.” (Tomado de la obra: “En la conquista de la armonía interior”, por Iván Darío Quintero de la Pava).

Freud mostró cómo las características episódicas de la primera infancia, determinan la estructura afectiva de un ser humano, lo que determinará en alto grado la manera como en su adolescencia primero, y luego en su vida adulta, manejará su libido; esto es, de cómo direccionará esta energía, de en qué y en quién (o en quiénes) fija los motivos de su afecto, y en consecuencia, establece las características de su vida afectiva, de sus carencias y/o fortalezas en este sentido. De cuánto sublima o no su libido un ser humano, depende el grado de predisposición para la asunción de comportamientos compulsivos, vale decir: de manías y adicciones, y en general, de cuánto vuelo adquiere el alma y de cuánto es capaz o no el hombre o la mujer de gobernarse a sí mismo(a).

Es preciso entender que el ser humano está todo el tiempo en movimiento, que en ningún instante está realmente en reposo, porque cuando duerme, aunque su cuerpo físico descansa, sus estratos psíquicos están aún más activos que cuando está despierto. Por lo tanto, todo cuanto le ocurre en el mundo exterior, tiene unos efectos internos; pero a su vez, la estructura que se forma en el interior, es lo que le permite o no manejar con más o menos eficacia, los episodios que se suscitan en el mundo externo. De tal modo, más importante que lo que nos sucede afuera, es lo que termina por sucedernos adentro; la postura interior es la que determina finalmente el grado de autonomía y capacidad para gobernar la libido y darle un enfoque verdaderamente productivo, creativo y amoroso; en síntesis, de satisfacción plena. Pero todo depende del poder de sublimación. De tal forma, la sublimación es la que establece la verdadera diferencia entre los seres humanos.

NOTAS:

  1. Saetear es una función psíquica que consiste en generar una imagen, lo cual es también el equivalente de lanzarla (a la manera como el arco lanza la saeta), y es así como dirigimos el accionar del Alma del Mundo en nuestra interioridad, generando a su vez unos efectos en el mundo exterior.

 
 
 

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