La energía bipolar
- Juan B Mejía V
- 18 jun 2018
- 3 Min. de lectura
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La dirección que le damos a las energías que actúan en nuestra naturaleza, como pequeños Universos que somos, es lo que marca nuestro destino. El psicoanálisis nos dice que el ser humano está vinculado íntimamente a la imagen de la otra polaridad (del otro sexo).
Todo varón, en el sentido estricto de la palabra, mantiene en su psique la imagen de lo femenino, y de igual forma, toda mujer mantiene en su psique la imagen de lo masculino. En la niñez, los varones llevamos la imagen de nuestras madres, y las niñas la imagen de sus padres. En la adolescencia y la edad adulta, aflora con mayor fuerza la imagen de la otra polaridad en nuestras relaciones con los demás. Esto sucede porque estamos vinculados desde el punto de vista de la energía bipolar, a ese otro ser que es la mujer o el varón según el caso.
Los grandes traumatismos de la humanidad y de la civilización, que son fuente de discordia y de dolor a través de la historia, que han dado origen a suicidios, homicidios y guerras, provienen del hecho de que no se nos ha enseñado la forma adecuada de relacionamos con la otra polaridad, y desconocemos totalmente el proceso de sublimación, que es la manera de trascender aquellas imágenes que ejercen presión sobre nuestra psique, y elevar esa poderosa energía a los centros energéticos superiores.
Freud enseña que cuando la imagen que cultivamos de la otra polaridad no es bella y armoniosa, nos ocasiona daño en la mayoría de los casos. El problema fundamental es que se piensa constantemente en la satisfacción del instinto psicosexual, y por esta razón, muchas de las imágenes que se tienen en el diario vivir, unas son pesimistas y negativas, otras son morbosas y eróticas, estimulando nocivamente nuestra emotividad y conduciendo al desperdicio de poderosas energías, y a la degradación paulatina de la humanidad.
La televisión, el cine, las revistas y los periódicos, promueven constantemente la belleza de la mujer como elemento de placer y por esta razón, no se habla de otra cosa en las conversaciones triviales del diario vivir, porque se tiene una imagen diferente a la que debiera ser: un sentimiento de belleza, de regeneración, de armonía y de espiritualidad, como divino ideal para el perfeccionamiento progresivo de la humanidad. Por este motivo, se está constantemente saeteando la psique del varón y de la mujer de una manera instintiva, para inducirles al abuso de la energía sexual.
Jung encontró que el endoconsciente tiene que ver con la parte sensible y mística que puede ser cultivada, en la medida en que aprendemos a amar desinteresadamente. La humanidad actual define como amor, la conjugación física de dos seres para la satisfacción del instinto, el acto sexual, pero amar es mucho más: es armonía interior, es paz, felicidad y plenitud, que debemos cultivar para irradiar a los demás.
“En la esfera germinal está encerrada la Vida, pero no somos conscientes de ello. Gracias al poder de esa energía extraordinaria como fuerza generadora, podemos encarnar; y gracias a esta energía imponderable, podemos desarrollar mayor inteligencia, sensibilidad, elocuencia, salud perfecta y una actitud positiva para el bien, si realmente aprovechamos ese ingente poder.”
“Los psiquiatras hablan de la libido o fuerza del deseo. Es esa energía poderosa que actuando en la adolescencia y la edad adulta, hace sentir al ser humano pleno de vigor, de fuerza y de armonía; nada nos parece problema, los varones nos sentimos los campeones de la voluntad y las damas se sienten las más hermosas y magnéticas del mundo. Es la llama de la Vida que subyace en todos los seres, siendo la razón de ser del optimismo, del entusiasmo, de la voluntad, del coraje, de la inteligencia, de la salud, etc.”
“Para solucionar esta situación está la sublimación estética, que es la acción sublime de cambiar el impulso genitor, usualmente pasional y degradante, por lo que debe ser la verdadera conjugación del hombre y la mujer en éste momento tan especial: un estado de amor, de paz, de cariño, con dulces y tiernas palabras, acompañadas de imágenes bellas, que vinculadas a la sensibilidad, han de proporcionar felicidad, salud y éxito, obteniendo todo lo que se quiera lograr en la vida.”[1]
[1] Iván Darío Quintero - Verbogénesis
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