La Alquimia
- luzenelsendero
- 17 sept 2018
- 5 Min. de lectura
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Se ha creído que la alquimia consiste en convertir hierro en oro luego de fundirlo, o por medio del moldeamiento, o mediante la combinación con otras sustancias conocidas. Estos son meros cambios físicos, que nada tienen que ver realmente con la alquimia.
La alquimia trata de una transformación interna, la cual no se consigue sometiendo el viejo yo a críticas, a experiencias excitantes, conectándolo con personas o ambientes nuevos, o modificando el aspecto exterior del cuerpo físico.
La alquimia en realidad es magia, la cual funciona conforme a principios universales, de acuerdo con las leyes de la energía kósmica, de la cual proviene la fuerza de las operaciones mágicas o alquímicas. Para obtener resultados, debemos acogernos conscientemente a esos principios, los cuales nos abren la puerta de la verdadera transformación, la cual se manifiesta de adentro hacia afuera. Estos principios deben convertirse en vivencias, para que calen profundamente en nuestra interioridad y rindan los frutos correspondientes. Es preciso concentrase y meditar cada día en uno de ellos de manera específica. Estos son:
1. Los sucesos que ocurren en mi vida reflejan lo que soy. Afino mi observación, soy consciente de que todo lo que llama mi atención está intentando enseñarme algo. Si siento enojo, debo analizar lo que me causa desagrado en esa persona o situación, pues es muy probable que esa actitud o causa de molestia exista en mi personalidad. Si escucho una conversación al pasar, debo considerar esas expresiones como un mensaje personal, que puede ayudarme a descubrir mi mundo interior.
2. Las personas en torno a mí, reflejan aspectos de mi ser. Soy en resumen, la combinación de todas las personas que han sido y son importantes para mí. Cada una representa una característica, ya sea aceptada o rechazada por mí. Debo aplicar mi discernimiento para obtener el conocimiento que esas personas que amo o rechazo pueden transmitirme, ya que unos reflejan mis mayores aspiraciones, mientras los otros manifiestan los mayores miedos que hay en mí.
3. Aquello a lo que preste atención, crece. Debo hacer un inventario de las cosas en las que fijo mi atención, tomando nota de cuánto tiempo dedico a ver televisión, a juegos de video, a las redes sociales, a los pasatiempos, a las habladurías, a una actividad sin importancia ni valor productivo, a un trabajo que me apasiona, a una actividad que me encanta. Así podré conocer los aspectos de mi vida que me sirven para crecer, y cuáles estorban mi avance. De esta forma dirigiré la atención a las cosas que aporten valores positivos a mi existencia.
4. Nada sucede por azar; mi vida está llena de señales y símbolos. En cualquier sitio y objeto que fije mi atención, encontraré pautas para mi vida, que pueden estar ocultas en lo que otros me dicen, en la forma como me tratan, en la manera como respondo a las diversas situaciones. Yo mismo tejo el tapiz de mi mundo todos los días; yo doy color a mi ambiente a cada momento, y debo ser consciente del diseño que estoy formando. Las señales que reciba pueden mostrarme mis creencias ocultas, sobre si creo que soy amado, y merezco o no recibir amor. La forma como aprovecho las oportunidades de éxito o fracaso, son indicadores de la cantidad y calidad de mi poder personal.
5. El universo, en todo momento me proporciona los mejores resultados. Me concentro en los dones que me han sido otorgados. Me concentro en lo que va bien, en lo positivo que hay en mi vida. Mi existencia consiste en un mundo de luz y sombra. Aprecio con responsabilidad el don de la conciencia, que me ha sido otorgada para ser semejante a La Divinidad. Centro mi atención en observar la forma como mi nivel de conciencia, al crecer a cada instante, me permite percibir el mundo que yo mismo estoy creando.
6. Mi conciencia siempre está evolucionando. ¿En dónde me encuentro en este momento? ¿Qué tanto he avanzado en la senda que he elegido? ¿Siento que crezco interiormente, aunque no perciba resultados inmediatos en mi mundo externo? ¿Percibo mi crecimiento interior? Estos cuestionamientos han de conducirme a plantearme honestamente en qué nivel estoy. Debo experimentar mi conciencia, como el inmenso potencial que me permitirá llegar a ser lo que quiero ser, en lugar de una corriente de pensamientos aleatorios.
7. La vida va de la dualidad hacia la unidad. Me siento seguro y en casa. Deseo experimentar qué se siente simplemente ser, sin defensas ni deseos. Valoro el flujo de la vida por lo que es: mi verdadero ser, que mora en mi interioridad. Los momentos íntimos con mi Ser interior, son suficientes para sostenerme con seguridad y confianza. Me siento uno con la naturaleza, mi ser se expande hasta fundirse con el Infinito.
8. La fuerza de la evolución me conduce a donde quiero ir, si me abro a su poderosa fuerza. Hoy pienso en mí, a largo plazo. ¿Cuál es mi visión de la vida? ¿Qué relación tiene conmigo? ¿Se desarrolla mi visión sin obstáculos? En caso contrario, ¿qué obstáculos le estoy interponiendo? ¿Cuáles son las creencias que parecen frenarme mayormente? ¿En lugar de hacerme responsable de mi evolución, tengo dependencia de otros? ¿Estoy permitiendo que recompensas externas sustituyan mi crecimiento interno? Me consagro a la conciencia interna, con la certeza de que ese es el motor, el impulso evolutivo que mantiene en marcha el universo.
9. Puedo usar la mente fragmentada para recorrer el camino, aunque ella no puede conducirme a la unidad. ¿Cuál es el significado de unidad para mí? ¿Algunas experiencias pueden ayudarme a evocar la unidad? Debo ser conciente de la diferencia entre ser uno con mi ser interior y estar despierto. Busco mi centro, mi foco de paz, mi capacidad para fluir. Reconozco que los pensamientos que me impulsan no son la realidad última, tan sólo son una forma de retornar a la realidad. Sé que los pensamientos vienen y van como hojas en el viento, pero el centro de la conciencia es eterno. Tengo como objetivo vivir desde ese centro.
10. La impresión que tengo de espacio y tiempo es ilusoria. En realidad, vivo en muchas dimensiones de forma simultánea. Debo experimentar más allá de las limitaciones. Tomaré tiempo para estar conmigo en silencio. Al respirar, observo cómo mi ser se extiende en todas direcciones. Al establecerme en mi silencio y armonía interiores, conseguiré que las imágenes que lleguen a mi mente entren a formar parte de mi ser. Todo y todos los que lleguen a mi mente formamos uno en el nivel del Ser, más allá del drama del tiempo y el espacio. Experimento el amor como una luz que nace en mi corazón y se expande hasta donde mi imaginación la dirija.
Adaptado de la obra: El libro de los secretos, de Deepak Chopra
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