El Yo y la voluntad
- Juan B Mejía V
- 16 abr 2019
- 2 Min. de lectura
.
La percepción directa de sí mismo o autoconciencia, es la íntima relación de la voluntad con el Yo, con el Sí mismo. En última instancia, la voluntad es la más directa expresión del Ego, del Yo, como centro activo y unificado o punto de referencia de todos los elementos de la vida psíquica o interior, de toda experiencia subjetiva u objetiva. Por medio de la voluntad, el Yo se afirma al distinguirse como centro de actividad del Ser, expresado en diferentes elementos o estados específicos, como sentimientos, tendencias, instintos, actitudes, ideas, etc.
El Yo se eleva sobre la diversidad de contenidos, al hacer evidente la manifestación de su accionar por medio de la voluntad. Esta manifestación se expresa en dos vías diferentes: una introspectiva, que se revierte al interior, como en el caso en el que percibo mis propios deseos e intenciones; y otra extrovertida, que se expresa hacia el mundo, como cuando puedo manifestar y dar seguimiento a mis deseos, porque soy un ser volitivo y puedo manifestar actos diversos como expresión de los contenidos de la psique, por medio de la voluntad. Como expresa el profesor Calò: “Yo y voluntad son términos correlativos; el Yo existe en cuanto tiene su propia, específica capacidad de acción que es la voluntad, y la voluntad existe sólo como una actividad distinta y autónoma del Yo.”[1]
A través de la voluntad, el Yo actúa sobre las otras funciones psicológicas, las regula y las dirige, lo cual da cuenta de la estrecha relación entre el Yo y la voluntad, por un lado, y las distintas funciones psíquicas por el otro. No obstante, es también importante notar la relación entre el Ego, Yo, o Centro de Conciencia, y la personalidad o yo personal, en la cual se refleja o proyecta el Ego, el Yo Superior.
La voluntad, como emanación directa de La Divinidad, cuyo atributo en el aspecto Padre es precisamente la Voluntad, el Poder, es transferida a nosotros, sus criaturas, pero inicialmente sólo recibimos sus vibraciones de manera tenue, y a medida que vamos avanzando en el sendero evolutivo, esta se va haciendo más y más poderosa, como puede verse en el caso de seres de tan grande altura espiritual como el maestro Jesús, el señor Buda, etc.
A medida que fortalecemos nuestra voluntad, nos vamos haciendo más cercanos a La Divinidad, nos vamos haciendo más y más poderosos, nuestra conciencia se va ensanchando. De esta forma el Yo Superior, el Ego o Centro de Conciencia, se va haciendo más patente en nosotros, más cercano, más inmediato.
[1] Citado por Roberto Assagioli, en "El acto de la voluntad"
Comentarios