top of page

Conquistar la voluntad

  • Juan B Mejía V
  • 9 may 2019
  • 5 Min. de lectura

.

Es la voluntad humana un elemento del que pocos tienen clara consciencia, y cuyo dominio está muy por debajo de lo que potencialmente debería ser; puesto que nuestra voluntad emana directamente de la Inteligencia Universal, o Dios, o Jehovah, o como queramos nombrar a la Poderosa Energía que nos ha generado y nos sostiene a través de las diversas encarnaciones, que constituyen el proceso evolutivo en el que nos encontramos envueltos desde hace millones de años, y que no tendrá fin.

Podemos observar que la humanidad se encuentra sumida en el más profundo caos, debido a la gran cantidad de vicios, consecuencia ellos de la falta de desarrollo de una voluntad poderosa, que nos lleve a cultivar un carácter firme, para de esta forma tomar mejores determinaciones hacia la conquista de nuestros elevados ideales, de los fines positivos, de La Divinidad que mora en el interior de nuestro corazón.

Por carecer de voluntad, existen tantas personas obesas, pues son incapaces de abstenerse de atiborrar sus cuerpos con excesivas cantidades de comida, y de consumir alimentos nocivos para el cuerpo como el trigo, el azúcar, el arroz, el café, las grasas y otros tantos productos, surgidos del afán de enriquecimiento de las grandes multinacionales.

Por esa misma falta de voluntad, se ven tantas personas enfermas, porque a pesar de que saben que dejarse llevar por la emotividad, consumir alimentos en exceso, ingerir licor, fumar, “escaparse” con barbitúricos, puede generarles grandes males del cuerpo, se niegan a abstenerse de ello, ya que pueden más los hábitos negativos que el deseo de superación.

Por no hacer uso adecuado de la voluntad, millones de personas se dejan llevar de la pereza, de la desidia, de la abulia, y desperdician su vida de manera insulsa, sin hacer algo de provecho por sí mismas, por su familia, por la humanidad.

Debido a la voluntad mal empleada, es que campea la ignorancia en las generaciones actuales, porque se niegan obstinadamente a leer, a cultivarse, a adquirir conocimientos que les hagan mejores personas, que eleven sus espíritus, que les conviertan en mejores servidores de la humanidad. Este mal se ve aún en los universitarios, que apenas se limitan a medio leer las pocas fotocopias que les sugieren los docentes; y cuando ya son profesionales, pocos son los que leen para mantener actualizados.

A causa de la carencia de dominio personal por una voluntad débil, es que nos hemos hundido en la degradación más espantosa, debido al abuso de la energía genésica, por entregarnos a los placeres sensuales, que conducen al desperdicio de la semilla de la vida, la cual deberíamos emplear para regenerarnos física y espiritualmente, pero que a consecuencia de la ignorancia, la malgastamos en depravaciones y excesos.

Todos tenemos voluntad, pero muy pocos han alcanzado un mediano grado de desarrollo de esta fuerza portentosa. Hacemos uso de la voluntad para levantarnos de la cama, para tomar los alimentos, para dirigirnos a cualquier sitio, para hablar, para amar, etc. Todo acto de nuestra vida está dirigido por la voluntad.

Los profundos desajustes de la humanidad actual, los vicios, la perversidad, el egoísmo, y tantos otros, se deben a que la gran mayoría ignora que la fuerza de voluntad proviene directamente de La Divinidad, y que esta fuerza, que en la actualidad, en las personas se encuentra sólo de manera potencial e incipiente, puede ser acrecentada, fortalecida y positivamente encausada, y por medio de ella, cuando alcancemos en mayor medida su dominio, conquistaremos todos los ideales, todos los logros, todos los proyectos que estemos dispuestos a alcanzar, pues mediante el dominio de la voluntad tendremos la energía, la perseverancia, la disposición, la inteligencia, la capacidad, necesarias para avanzar hacia nuestros anhelos y metas.

Y el fabuloso poder de la voluntad correctamente ejercitada y dirigida no para allí, puesto que como seres generados a imagen y semejanza de La Divinidad, tenemos potencialmente la capacidad para llevar a cabo prodigios, impensables en el estado actual de desarrollo tan precario de la humanidad. Recordemos las palabras del maestro Jesús: “Las cosas que yo hago, vosotros las haréis, y cosas mayores haréis.” (Juan, 14:12) Entonces, bien vale la pena esforzarnos en fortalecer y orientar nuestra voluntad, para avanzar en la senda evolutiva.

Ahora bien, ¿cómo se acrecienta el dominio de la voluntad? La primera fuente de fuerza volitiva, se encuentra en desarrollar un profundo respeto hacia la semilla de la vida, hacia la energía germinal. Aprender a elevarla hacia los centros superiores por medio de la meditación-sublimación, y evitar todo acto que pueda conducir a su desperdicio; ya que cuando se pierde la sustancia germinal, la energía se desperdicia. Y la desperdiciamos en locuras eróticas, en la masturbación, en la ira, en la maledicencia, en la emotividad, los celos, la envidia, en fin, en toda actitud, palabra o acción de carácter negativo. En cambio, la acrecentamos cuando asumimos el control de nuestras emociones, por medio de la toma de conciencia en cada situación, cuando empleamos nuestro verbo de manera armoniosa y bella, cuando nos acercamos a la otra polaridad (el hombre a la mujer y la mujer al hombre) con admiración estética, con devoción y mística.

Quien aprende a no desgastarse en locuras eróticas, está en el camino hacia la conquista de la más férrea voluntad que un ser humano pueda conseguir. Y este camino lo recorre con mayor firmeza, cuando aprende a armonizar su verbo, su expresión hablada, para decir sólo la verdad, de manera bella y armoniosa. También cuando por medio del uso de su imaginación creadora, se visualiza consiguiendo el total dominio de sus emociones, haciendo conciencia cada vez, de que no vale la pena irritarse, desarmonizarse, encolerizarse por tonterías; que lo importante es el cultivo interno, que se va logrando paulatinamente cuando aprendemos a dominar los elementos externos que nos esclavizan.

Por supuesto que muchos dirán: “Los médicos y los psicólogos, por el contrario, recomiendan darle salida a la libido”. Por un lado, ellos desconocen los procesos internos que lleva a cabo la poderosa energía genésica, cuando no se exterioriza en locuras eróticas. Por otra parte, aunque la capacidad de sublimar la energía generadora, la tenemos potencialmente todas las personas, quienes no han trabajado su aspecto interno, espiritual, o no saben de esoterismo, ocultismo y alquimia, desconocen la manera de hacerlo. De tal forma, que en ese caso lo conveniente es evitar el exceso, acercarse siempre a la otra polaridad (el hombre a la mujer y la mujer al hombre) en forma armoniosa, estética, sin lujuria, con ternura, teniendo en cuenta que el acto sexual es un acto creador, por medio del cual podemos generar vida, ya sea en el mundo físico o en los mundos sutiles.

En el momento en que el hombre y la mujer se unen, forman un solo ser, el cual se convierte en parte de La Divinidad, con capacidad de generar vida, a través de la semilla generadora, que habrá de permitir la procreación de una criatura humana. Es el momento en el que se manifiesta la vida en todo su esplendor.

Pero la humanidad actual, sumida en los vicios y la ignorancia, no toma conciencia de este magno poder que Dios nos ha otorgado, al generarnos a su imagen y semejanza y de esta forma permitirnos transmitir la vida a otros seres, sino que desperdicia esta portentosa energía en locuras eróticas, emotividad y vicios.

Los prohombres de la raza, los grandes genios como Einstein, Da Vinci, Galileo; los maestros de las artes como Beethoven, Miguel Ángel, Mozart, Velásquez; los guías de la humanidad como Jesús, Buda, Hermes, Platón, han alcanzado tanta grandeza, debido a que supieron conservar su energía y elevarla a los centros superiores, para encumbrarse en el sendero evolutivo.

Debemos tener en cuenta que la vida es eterna, y que el cuerpo es un elemento temporal en nuestro trabajo evolutivo. El cuerpo es como un traje que usamos por un tiempo, luego lo dejamos y empleamos otro, y así sucesivamente. En cada encarnación tomamos un cuerpo nuevo para adquirir experiencia, y cuando ya no nos sirve lo dejamos, regresamos a los mundos sutiles, y luego de cierto tiempo retornamos a tomar otro cuerpo, para continuar con el trabajo de adquisición de experiencias y así avanzar en el desarrollo de la consciencia, que es nuestro fin primordial.


 
 
 

Comentarios


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© 2023 by Name of Site. Proudly created with Wix.com

    bottom of page