Uso correcto del Verbo
- Juan B Mejía V
- 5 sept 2019
- 2 Min. de lectura
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El Verbo, conformado por pensamiento, imaginación y palabra hablada, se manifiesta en el universo como vibración, dando origen a todo cuanto existe.
En todos los libros sagrados se hace alusión a que el universo y todo lo que en él existe, ha sido generado por medio del Verbo, de la palabra divina, de la expresión de La Divinidad ordenando el Caos para dar origen al Cosmos.
Los seres humanos aún no hemos tomado plena consciencia de la inmensa importancia de nuestro Verbo. Constantemente estamos imaginando tonterías, pensando sandeces, diciendo necedades, expresando palabras ordinarias, soeces, insultantes. Esto explica el caos reinante en la actualidad, porque el Verbo mal empleado da lugar a toda clase de eventos negativos, enfermedades, penurias.
Somos co-creadores con La Divinidad, a través del Verbo, y por lo tanto, es una gran responsabilidad nuestra emplear positiva y armoniosamente el Verbo, imaginando cosas bellas, sublimes, enaltecedoras; pensando en cómo ayudar, servir, apoyar a los demás; diciendo siempre la verdad y expresando en todo momento palabras dulces, tiernas, cariñosas, suaves, bondadosas, positivas.
Como el Verbo es vibración, cada vez que pensamos, imaginamos o decimos cosas negativas, ordinarias, insulsas, de doble sentido, estamos contaminando la Luz Astral y como consecuencia, estimulamos los actos negativos nuestros y de las demás personas, contribuyendo a que el caos reinante tome cada vez mayor fuerza arrasadora.
La palabra hablada apoyada en la imaginación, es la expresión de la magia. Con palabras positivas y bondadosas podemos animar a las personas, estimularlas a obrar correctamente, moverles a que actúen de forma positiva. Pero también, con palabras negativas o disonantes podemos desanimarlas, estimularlas para el mal, inducirlas a actuar de manera negativa. La elección depende de nosotros, reside en la forma cómo empleamos el Verbo, cómo hablamos y lo que imaginamos.
La parte más delicada del Verbo es la imaginación, pues es la que ha dado origen a todo, y además repetimos constantemente películas mentales negativas, dándoles mayor fuerza. Todas las cosas existentes han tenido origen en la imaginación de alguien, quien luego les dio forma concreta, ya sea por sus propios medios o induciendo a otros a través de las palabras, para llevar a cabo determinadas acciones. Por eso, cuando constantemente admitimos imágenes negativas en nuestra mente, y les damos vueltas y vueltas a menudo, estamos provocando que esas cosas negativas se reproduzcan en nuestra vida.
La maledicencia, el acto de hablar mal de los demás, es otro aspecto nocivo del Verbo, pues estamos enviando energía negativa a otros, lo cual les afecta, les daña, y como consecuencia, esa energía negativa regresa a nosotros causándonos daño también.
Todo lo que enviamos, regresa a nosotros. Tomemos entonces la determinación de invertir los términos: Pensemos, hablemos e imaginemos bienestar, prosperidad, bondad para los demás, y de esta forma estaremos sembrando aspectos positivos en las otras personas, y la consecuencia será que a nosotros regresan esas ondas positivas para beneficiarnos también.
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