top of page

Verdad y libertad

  • luzenelsendero
  • 3 sept 2020
  • 2 Min. de lectura

Las personas que aceptan pasivamente las creencias que otros les introducen, a menudo estimulando su emotividad o sus miedos, están resignando su suerte en manos de mercaderes de la fe, de comerciantes de almas, de esparcidores de miedo.

Nada debemos creer, así esté escrito en un libro o así lo diga un funcionario de cualquier rango, de cualquier organización, de cualquier parte del planeta. Lo que dicen otros, puede ser en ciertos momentos un punto de partida para iniciar nuestro análisis, determinar el pro y el contra de los conceptos, la veracidad o falsedad de lo que expresan, la pertinencia o impropiedad de lo dicho. De esta manera nuestro criterio se hará más amplio y nuestro punto de vista será más abarcante, para tener suficientes elementos de juicio al momento de tomar decisiones.

Lo importante de lo que otros digan, sean sabios o poco cultivados, sean pobres o ricos, sean de cualquier lugar, condición o estrato, es lo que nos mueva a reflexionar, lo que nos genere inquietudes que nos inciten a investigar, lo que nos produzca conflicto, porque de esta forma estamos ampliando nuestro mundo, ensanchando nuestra consciencia, aprendiendo algo que no sabíamos, conociendo un nuevo punto de vista acerca de algo y como consecuencia de ello, estaremos generando nuestras propias respuestas, nuestros propios conceptos, provenientes de aplicar el criterio personal.

Es posible que nos equivoquemos al juzgar y analizar determinadas situaciones, pero toda equivocación es una nueva oportunidad para aclarar las cosas, para investigar de nuevo, para repensar cada situación, cada hecho, cada concepto.

Pero lo que sí es desde todo punto de vista inconveniente, negativo, es aceptar pasivamente las creencias que otros tratan de imponernos, ya sean de carácter religioso, político, filosófico, o de cualquier índole.

Cuando pasivamente aceptamos una creencia ajena sin aplicarle nuestro discernimiento, sin sopesar las ideas, sin someter a prueba los conceptos, permitimos que nuestra consciencia se anquilose, se reduzca a un pequeño foco impuesto por otros, y les estamos confiriendo a otras personas el manejo de nuestra vida, el control de nuestros conceptos e ideas, el secuestro de nuestra consciencia.

Cada uno debe descubrir por sí mismo la verdad, tomando lo que otros dicen, tan sólo como escalones para acercarnos a nuestras propias respuestas, y gradualmente iremos esclareciendo nuestro concepto personal de la verdad, el cual crecerá y crecerá, porque la verdad no es estática; siempre está creciendo en espiral, abriéndonos a nuevos horizontes cada día, ofreciéndonos nuevas e infinitas posibilidades de avance por la senda evolutiva.

Si aceptamos cualquier creencia sin cuestionarla, sin analizarla, sin sopesarla, nos quedaremos con una verdad ajena, con ideas que no han pasado por el filtro de nuestro discernimiento, lo cual nos mantiene reducidos a una pobre condición de ignorantes, en el mejor de los casos, o en la condición triste y lamentable de fanáticos.

En este orden de ideas, es importante tener en cuenta que la Verdad sólo la posee La Divinidad. En nosotros tan sólo está la semilla; pero como toda semilla, si la cultivamos con esmero, crecerá y se desarrollará vigorosa hasta convertirse en una parte esencial de nosotros mismos, y de allí se expandirá hacia los demás y hacia el mundo, porque todos somos Uno.

 
 
 

Comentarios


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© 2023 by Name of Site. Proudly created with Wix.com

    bottom of page